Seis años de prisión al vicepresidente de Ecuador por sobornos de Odebrecht
También al tío del vicepresidente y a otros tres imputados.
La Corte Nacional de Justicia de Ecuador sentenció hoy al vicepresidente sin funciones, Jorge Glas, a seis años de prisión por el delito de asociación ilícita en la trama de corrupción por los sobornos de la empresa brasileña Odebrecht.
Para el Tribunal, el testimonio del delator de Odebrecht José Conceicao Santos demuestra que los actos ejecutados por Glas son "principales" para el delito de asociación ilícita en cinco proyectos estratégicos y que esos hechos fueron demostrados por "otros medios de prueba".
Los jueces dictaron hoy sentencia en el que es el primer proceso en Ecuador por la trama de la firma brasileña, y en el que han sido acusados el vicepresidente ecuatoriano, su tío Ricardo Rivera, y otras siete personas.
La pena máxima de seis años ha sido impuesta además al tío del vicepresidente y a otros tres imputados, mientras otros acusados obtuvieron condenas menores y uno de ellos, Diego Cabrera, fue absuelto.
La sentencia es "inicua" y "bárbara", reaccionó el abogado de Glas, Eduardo Franco Loor, al salir de la sala de audiencias, donde el juez Édgar Flores Mier había leído la sentencia durante 41 minutos.
La sentencia fue dictada por la Sala de lo Penal de la Corte Nacional de Justicia, mientras fuera de la corte cientos de seguidores y detractores del vicepresidente se agolpaban a gritos ante la sede judicial, los unos pidiendo su inocencia y los otros su culpabilidad.
"¡Sí se pudo, sí se pudo!", gritaron una y otra vez los detractores tras escuchar que había sido condenado.
Antes de dictar sentencia, en la lectura de la relación de hechos delictivos vinculados a la concesión de cinco proyectos estratégicos a la empresa brasileña, el tribunal dio por "confirmado" y "ratificado" el testimonio del delator de la firma Odebrecht.
El delator prestó testimonio en la Corte Nacional de Justicia el 27 de septiembre de 2017, momento en el aseguró que pagó sobornos para la consecución de los contratos.
Un testimonio que para el tribunal demuestra que los actos ejecutados por Glas son "principales" para el delito de asociación ilícita y que llevaron a su condena.
El juicio al vicepresidente y los otros procesados se inició el 24 de noviembre, y quedó visto para sentencia el pasado viernes después de que el fiscal Carlos Baca Mancheno pidiera la pena máxima -seis años de cárcel- para Glas, su tío y otros tres acusados.
Para otros tres pidió menos de la pena máxima y para el último, Diego Cabrero, la libertad absoluta.
El tribunal concedió además al fiscal Baca Mancheno su exigencia de una compensación global al Estado por más de 33 millones de dólares, de los que 14 millones corresponderían al vicepresidente y su tío.
Después de la sentencia, cientos de partidarios del ala correísta del movimiento Alianza País (AP) se enfrentaron a la policía a las afueras de la sede judicial, acusando a los medios de comunicación de que Glas fuera declarado culpable.
"Glas amigo el pueblo está contigo" o "Libertad, libertad para Jorge Glas", eran algunas de las consignas de los manifestantes en los exteriores de la corte.
"No hay pruebas, no hay pruebas", se leía en una de las pancartas de los manifestantes, muchos de los cuales iban vestidos con camisetas verdes del movimiento de izquierdas y alzaban banderas de AP y de Ecuador.
Los agentes antidisturbios repelieron a los manifestantes para permitir la salida de periodistas de la Corte Nacional de Justicia.
Glas, condenado por hechos relacionados a su función como ministro de Sectores Estratégicos entre 2010 y 2012, ganó la vicepresidencia de Ecuador en las elecciones de abril pasado, a las que acudió en tándem con el actual presidente Lenín Moreno, del que se distanció poco después.
El procesamiento de Glas ha ahondado la crisis política en el movimiento oficialista -ahora dividido entre los partidarios de Correa y los de su sucesor Lenín Moreno-, y despertado interés internacional por las ramificaciones que pueda tener en otros países donde operaba la firma brasileña.
EFE